
Imagen y texto se funden y se encuentran para construir un cartel. El cartel como medio de comunicación pública es una de las formas más democráticas de arte por su ubicación y porque está pensado para llegar, atraer y convencer al público con la imagen y el texto que la acompaña.
El cartel apareció de forma ininterrumpida en Puerto Rico a mediados del siglo XX como un instrumento educativo esgrimido por el gobierno encabezado por Luis Muñoz Marín. Situaciones que requerían urgente atención llenaron el espacio rural de los carteles. Dirigidos a adultos en la ruralía, los carteles del Taller de Gráfica y Cinema de Parques y Recreo Público primero y luego de la División de Educación de la Comunidad, abordaban temas relacionados a la participación comunitaria para resolver problemas comunes, para combatir enfermedades y contagios y para concienciar a la gente de la importancia del voto como instrumento transformador de la sociedad. Más adelante apareció el cartel cultural que anunciaba en los barrios rurales las fiestas de navidad, películas y libros, y al fundarse el ICP en 1955, los artistas que allí trabajaron diseñaron carteles para teatro, conciertos, exposiciones, ferias y efemérides. En los 60 y 70 aparece con fuerza el cartel de protesta producido en los talleres llamados revolucionarios, mientras otros talleres como el del Museo de Universidad de Puerto Rico y Actividades Culturales del primer centro docente preparaban los suyos.
Una de las instituciones puertorriqueñas que ha contribuido significativamente a la presencia y permanencia del cartel en nuestro país es la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades (FPH). Desde su fundación en 1977, la FPH ha empleado el cartel como instrumento de divulgación de las actividades que promueve. Entre otras están los simposios y foros, las conferencias, congresos, la edición y presentación de libros, la producción de documentales y las celebraciones culturales de toda índole y todas ellas vinculadas a las raíces humanísticas y a los valores y tradiciones que nos distinguen como pueblo, como sociedad. Es en la diversidad de enfoques, temas y formas de abordar situaciones en estos encuentros y producciones que la FPH ha contribuido a plantear y esclarecer conflictos que permean y reflejan nuestras circunstancias. Y de igual forma, los carteles ejemplifican, a través de los artistas que los crean, la variedad de soluciones y acercamientos que cada tema pide y que el artista interpreta.
El cartel es un anuncio impreso en papel que contiene una imagen visual y texto. Es un grito en la pared, una idea hecha imagen.
El tema de la mujer tiene un importante espacio entre los proyectos humanísticos que promueve la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades.
La Fundación Puertorriqueña de las Humanidades ha reconocido en hombres y mujeres puertorriqueños...
El cartel es un anuncio que tiene una presencia pública y asume la función de ser portavoz de una idea, una actividad, o un objeto de consumo.
La tradición del cartel en Puerto Rico nace en 1946 por una necesidad de educar y ofrecer a la población de adultos en la ruralía opciones que propiciaran una mejor vida, con salud, trabajo colectivo y sentido de la responsabilidad ciudadana.
El acoplamiento que se da en el cartel cuando observamos que la letra es parte integral de la imagen, que son la una para la otra.
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Puede consultar la página del Museo de Historia, Antropología y Arte de la Universidad de Puerto Rico, (MHAA) para visitar en línea la colección de los más de 4,000 carteles que guarda en su colección.
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