Colección Catlett, 21 figuras antropomorfas hechas en barro de las culturas La Tolita, Jama - Coaque o Bahía de Ecuadoro
Por Miguel Rodríguez López, Arqueólogo
El tema del erotismo, la sexualidad y sus representaciones en el arte han sido motivo de gran interés en todas las épocas de la historia. Y no es para menos, porque la sexualidad junto a la religiosidad, la creación cultural y la capacidad para organizarse en sociedad, son algunas de las principales fuerzas que gobiernan y dirigen la experiencia humana y la sobrevivencia de nuestra especie, sobre este planeta.
Las figuras eróticas y sexuales son tan antiguas como el arte mismo. En las pinturas y grabados rupestres del paleolítico, se encuentran representaciones de genitales humanos que se asume son símbolos de fertilidad. Tanto los egipcios como los griegos pintaron escenas de actividades sexuales en su cerámica y en las paredes de sus templos. En las ruinas de Pompeya y Herculano, también se encuentran pinturas y mosaicos con variadas escenas de alto contenido erótico
y sexual.
En el área del Perú, Ecuador y el sur de Colombia, fue donde la producción cerámica de las representaciones eróticas alcanzaron su mayor expresión y complejidad. Los creativos artesanos Mochicas de la costa norte del Perú, así como los de las culturas La Tolita y Jama-Coaque de la costa de Ecuador y el sur de Colombia, fabricaron miles de estas impresionantes piezas que fueron utilizadas principalmente como ofrendas propiciatorias y funerarias.
La valiosa colección Catlett de figuras eróticas, donadas al Museo de Las Américas, pertenece mayoritariamente a la cultura La Tolita, según el peritaje del arqueólogo Osvaldo García Goyco, quien las estudió en el 1997. Esta cultura indígena que se concentra en la isla de La Tolita, es considerada como un gran centro ceremonial que floreció aproximadamente, entre los años 500 antes de Cristo al 500 después de Cristo.
Por mucho tiempo, estas piezas fueron ocultadas o destruidas por sus descubridores, por considerarse como una amenaza a los valores familiares y religiosos de esos tiempos. Incluso durante casi todo el siglo XX, las galerías y los museos las consideraban ofensivas, pecaminosas y transgresoras de las normas culturales establecidas. Sin embargo, importantes coleccionistas de todo el mundo las adquirían y las mostraban de manera muy discreta y privada.
Pero a la altura del siglo XXI, se han comenzado a aceptar estas manifestaciones como una expresión de carácter antropológico, cultural y artístico de las sociedades que las elaboraron. Tanto en Europa como en América Latina, las antiguas colecciones de arte erótico han comenzado a ser revaloradas y expuestas a un público que las recibe con interés, curiosidad y madurez.
En exhibición a partir del 20 de mayo de 2021.
Eroticism in the pre‐Hispanic cultures