En las artes nacionales, Rafael Tufiño es un artista que ha podido definir la esencia de lo que somos a través de un lenguaje plástico que es fundamentalmente la búsqueda de sí mismo, pero que también explica los perfiles del colectivo al que pertenece. Tufiño convierte su imaginería en un reflejo de lo que somos, o de lo que pensamos ser. La capacidad de percepción de lo visible y su inmediata transformación en signo, emblema o metáfora, se encuentra persistentemente en su obra.
Esta posibilidad de transformación aparece, no sólo en su pintura, sino que igualmente se afirma en la gráfica, el cartel, el dibujo o la ilustración. El arte como instrumento de afirmación de una forma de ser y sentir, pero en el contexto de querer precisar los rasgos de una nacionalidad en jaque, fue un hilo conductor y vinculante entre los artistas a los que hemos dado en llamar “la generación de los cincuenta”.
El centenario del nacimiento de Rafael Tufiño lo celebra el Museo de Las Américas con la presentación de las cartas que éste enviara a su hijo Pablo. Tufiño, el “Oller del siglo XX”, epíteto que le asigné en el ensayo publicado para el catálogo de su exposición en el Museo de Arte de Puerto Rico, titulado No es lo mismo ser que estar, practicó el arte epistolar con todos sus hijos.
Un temprano ejemplar de esa práctica la observamos en la carta-periódico El Moriviví enviada en 1962 a Nitza, la hija mayor del pintor, con motivo de su 13 cumpleaños. La ilustración está llena de humor con un Tufiño dormido y soñando que es un torero que escribe a pie de página: “Nitza, duermo con los lentes para los sueños”.
Las cartas y postales seleccionadas para esta muestra suman una treintena que a lo largo de veinte años dirigió Tufiño a su hijo menor, Pablo. Tenía el artista 56 años cuando nace el benjamín de sus hijos. Es entonces comprensible que estas cartas muestren el carácter amable y comprensivo del padre-abuelo. Y según crece Pablo, los asuntos que aborda van variando. A manera de conversación, le cuenta de su actividad diaria, de los amigos que encuentra en sus caminatas sanjuaneras y más adelante, le habla de sus visitas nocturnas a los bares de San Juan. Pero lo que persiste en todas las cartas son las expresiones de amor, comprensión y admiración que siente por Pablo y por su desarrollo intelectual y humano.
Dra. Teresa Tió Fernández
Curadora